La globalización está creando nuevos vínculos entre las personas y abriendo posibilidades de crecimiento, pero también plantea desafíos. La crisis económica afectó con mayor severidad a las comunidades más pobres del mundo. Dio lugar a pérdidas de empleos y a un agravamiento de la pobreza. Condujo a los padres a retirar a sus niños de la escuela. Acarreó recortes presupuestarios en la educación, la ciencia y la investigación.
Debemos encarar resueltamente los desafíos que actualmente tenemos ante nosotros. No puede existir seguridad en un mundo en el que más de mil millones de personas viven en la extrema pobreza. Ninguna sociedad será segura o justa mientras la población carezca de acceso a la educación y a los servicios de salud, prevalezcan prácticas insostenibles que amenazan al medio ambiente y las mujeres no gocen de iguales derechos que los varones. Nuestro futuro continuará siendo incierto y desequilibrado mientras continúen existiendo cifras como las que nos hacen saber que cada año mueren más de ocho millones de niños menores de cinco años, es decir 22.000 por día.
En este contexto, el cometido de la UNESCO nunca ha sido tan pertinente. Nuestro mandato, definido hace 65 años, consiste en la consolidación de la paz mediante la cooperación en las esferas de la educación, la ciencia, la cultura, la comunicación y la información. La UNESCO se guía por un humanismo esencial.
En nuestra Constitución se afirma que puesto que las guerras nacen en la mente de los hombres [y las mujeres], es en la mente de los hombres y las mujeres donde deben erigirse los baluartes de la paz.
Guiándose por los principios de la dignidad, la igualdad y el respeto mutuo, la UNESCO realiza esfuerzos para fomentar la resiliencia y la sostenibilidad en las sociedades. Las personas necesitan poseer las aptitudes adecuadas para responder a los retos y las oportunidades de la globalización. Las sociedades deben disponer de recursos para aceptar la complejidad de los cambios constantes. El mundo precisa de Estados robustos, capaces de hacer frente a los embates de la incertidumbre.
Parte del discurso pronunciado por la presidenta de la UNESCO